Parece que la vida actual de los jóvenes tiene una base distinta a las anteriores. Una base donde se prioriza la búsqueda de la felicidad y del bienestar, pero no de manera caprichosa, sino sana y -en un punto- necesaria. Las nuevas generaciones quieren cambiar el mundo, pero saben que el cambio empieza por ellos. Esto los lleva a animarse a ir por sus sueños y convertirse en las personas que quieren ser.
A medida que va creciendo el interés en perseguir esos deseos y proyectos, aparecen cada vez más espacios de profesionalización de los mismos. IAM es uno de esos espacios. Nace de la unión de Ricky Pashkus, Florencia Masri, Alejandro Zaga Masri (Rimas Producciones) y Fer Dente, personas con diferentes miradas que aportan lo mejor de los campos de los que provienen y tienen objetivos comunes.
“El compromiso y entrega entre alumnos y maestros, sumado a los trabajos específicos de mentoría, brindan una articulación entre experiencia e innovación y entre tradición y modernidad para lograr la proyección en el mercado laboral”, comenta Ricky Pashkus. El instituto une a profesionales del mundo del espectáculo que tienen diferentes miradas pero una misma finalidad: brindar un espacio de profesionalización artística superior, que forme a los artistas en la excelencia y los acompañe e impulse en su posicionamiento, inserción y expansión en el mundo laboral.
“No te da plata”, “Se van a aprovechar de vos”, “Solo entras si tenes contactos”, “Ser bailarín es de homosexual”, “Para dedicarte a eso tienes que ser muy linda”. Ésta escuela derriba esos miedos y te anima a encontrar la mejor versión de vos mismo. Ofrece un espacio como lo denomina uno de sus directores, Ricky Pashkus, para “sapos de otro pozo” que encuentran en IAM su lugar de pertenencia. Se trata de un entrenamiento bajo una mirada que contempla al intérprete que hay en cada uno como una de las esencias de la cual sale todo para que llegues a ser quien quieras ser.
“Creo que hoy las nuevas generaciones no tienen la misma inquietud que tuve yo a la hora de enfrentar a mis papas y decirles que quería ser actor sin saber cómo iban a reaccionar. Hoy la pregunta de los jóvenes y de sus padres es: ¿Dónde ir para convertirse en ese artista que uno quiere ser? IAM nace como una necesidad de responder esa inquietud”, dice Fer Dente.
El programa tiene una duración de 3 años. El primero es el encuentro con el proyecto educativo. Se enfoca en reconocer el talento personal de cada artista y desarrollarlo en un marco de intercambio grupal que pueda potenciarlo, creando una red de contención y reciprocidad. El segundo año presenta el desafío de, habiendo descubierto y entendido de qué se trata el instrumento o talento personal de cada uno, ponerlo a prueba, desafiarlo y potenciarlo en un marco de precisión y excelencia. Y el tercero prepara a los alumnos para darse a conocer en la industria; se trata de agudizar su enfoque de cara a la inserción laboral. Si bien estos tres años de formación son para mayores de 18 años, IAM abrió también un grupo de adolescentes para chicos entre los 15 y los 17.
Además de estos programas de entrenamiento, IAM ofrece otros programas que se complementan entre sí como Didipro, un proyecto dedicado a la formación en artes y oficios vinculados al escenario y el espectáculo en general; seminarios intensivos que se llevan a cabo a lo largo del año; el Camp Bariloche, que se realizará del 14 al 21 de febrero de 2023; y otros encuentros como “Bailamos todos” y “IAM en escena”.
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