El musical dirigido por Ricky Pashkus -una garantía al traer puestas de Broadway-, con Sofi Morandi, trata sobre romper estereotipos. La música y las canciones son de Cyndi Lauper.
Basada en la película homónima que no vio casi nadie, Kinky Boots es un musical sobre la diversidad, superar prejuicios y aceptar los cambios. Es una comedia con apenas unos pocos tintes de drama, porque como diría la autora de la música y las canciones, Cyndi Lauper, las chicas y los chicos sólo quieren divertirse.
La obra, escrita por Harvey Fierstein (Frank en Papá por siempre) bien podría llamarse Charlie y la fábrica de zapatos. Charlie (Fernando Dente, muy bien en lo vocal, y evolucionando desde Despertar de primavera) es hijo del Señor Price, que produce zapatos para hombres. Siempre soñó con que su hijo lo heredara, pero Charlie no quiere saber nada y se va “a la Capital” (Londres, en el original) con su novia snob Nicola (Flor Anca). Y al enterarse de la muerte de su padre, debe hacerse cargo de la fábrica, que está por quebrar.
Y cuando está por echar a los empleados (entre ellos, Lauren, una Sofi Morandi que sorprende) se cruza por casualidad con Lola (Martín Bossi), una drag queen que le cambia la vida y también el producto a fabricar: Charlie ve un nicho en botas altas para drags o travestis para salvar la fábrica.
Bossi es Lola, la drag queen, y Dente, Charlie, quien debe salvar la fábrica de calzados que le dejó su padre.
Hay una diferencia entre el texto y las canciones. La obra, que es divertidísima, funciona mejor cuando es musical que como obra de texto, tal vez porque hay más desparpajo en los números musicales y también porque los clisés se notan menos.
Lo que construye Bossi es una drag queen con mucho de patetismo, y no deja nunca de ser un hombre disfrazado de mujer, a diferencia del coro de Angeles, las seis travestis que lo acompañan (se destaca Matías Prieto Peccia, pero los seis están bárbaros).
Lola y las drag queens, en un momento de la obra que ganó seis premios Tony en Broadway, incluyendo mejor musical.
Bossi no hace sexy a Lola. Tiene un manejo del escenario y del público que, como comediante, le da un matiz al personaje y a la obra distinto al que brindaba en el original Billy Porter (la serie Pose).
Bossi es un cómico y comediante que hace su primera incursión en el musical, así que no se le puede ni debe pedir que cante ni que baile maravillosamente. Pero más que cumple. Es tan cierto como que los momentos dramáticos son los que menos impacto tienen en el balance entre comedia y drama, algo que también sucede con Dente. No son intérpretes esencialmente dramáticos y en eso también cabe la responsabilidad a la dirección de actores.
Martín Bossi se mete al público en el bolsillo, y Fernando Dente no le va en zaga y tiene una voz impresionante.
Ricky Pashkus es un entendido, uno de los artistas que más conoce del musical, sabe de timing y coordina puestas con o sin mucha producción. Es sinónimo de garantía a la hora de traer una obra de Broadway. Y en Kinky Boots se nota: todo funciona a la perfección, la obra tiene un ritmo alucinante, apoyado en el talento que hay en escena, en el foso (la orquesta suena fantástica) y en la escenografía de Jorge Ferrari, las luces de Gaspar Potocnik, la coreografía de Gustavo Wons y los maquillajes de Elena Sapino.
Martín Bossi se calza los tacos para ser una Drag Queen
Hay pocos cambios en cuanto al diseño de escenografía, se acortaron momentos de escenas -los personajes de niño de Charlie y Lola no están en la primera canción, y el truco de magia que hacen las Angeles en el escenario mientras Charlie va informando en la oficina de la fábrica que les da un mes de preaviso a sus empleados, tampoco-, además de que se quitó el intervalo.
Kinky Boots trata sobre romper estereotipos -ya se ve de entrada: cómo los provincianos más conservadores no ven con tan buenos ojos las excentricidades (lo kinky) de Lola-, pero más que nada es un divertimento desde que levanta el telón hasta que la banda despide a los espectadores en su regreso a casa.
«Kinky Boots»
Muy buena
Comedia musical. Libro: Harvey Fierstein. Música y canciones: Cyndi Lauper. Dirección: Ricky Pashkus. Con: Martín Bossi, Fernando Dente, Sofía Morandi, Flor Anca, Walter Canella y elenco. Duración: 115’, sin intervalo. Sala: Astral. Funciones: De miércoles a domingo. Entradas: De $700 a $1.800.
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